Acérquense, damas y caballeros, acérquense a este humilde bardo, para escuchar una nueva historia, acérquense para escuchar cómo me uní a un grupo, cuanto menos, peculiar...

Sesión XIV:

La daimyo del Dragón Azul nos recibe con desconfianza extrema, convencida de que tenemos algo en contra de ella, saben los dioses por qué razones. Hay guerra, dice, y nos acusa de traición. A pesar de los esfuerzos de Samara por desviar el tema, Hana no se deja embaucar por la labia de nuestra compañera, y con un gesto, nos vemos rodeados de un séquito de torturadores, que nos amenazan con sus armas. Voto a Rezhias, ya que es Anthe la elegida para comenzar a ser torturada, convencida Yako Hana de que ocultamos algo, y está dispuesta a sacárnoslo mediante el dolor.

Samara continúa intentando llevar la conversación a otro derrotero, pero Hana no está dispuesta a hablar de otra cosa que no sea nuestra evidente traición. La tortura de Hana se va de las manos, y mientras nuestra compañera grita de dolor, o de placer, pues cuesta distinguirlo en Anthe, finalmente no puede resistir el trauma y el desangramiento mientras es descuartizada viva. Me las apaño para hacerme con su arma, armadura y símbolo sagrado mientras retiran los trozos de cadáver, mientras nuestra anfitriona asiste impertérrita al dantesco espectáculo. Los prejuicios contra los drows se quedan ahora cortos con la humana, que parece carecer absolutamente de piedad. Nuestra embajadora mediana mira con preocupación al grupo, sin saber cómo atajar el asunto, pues Hana no parece dispuesta a ceder ni un ápice hasta que no le digamos cómo hemos llegado a su ciudad, detallando cada paso, incluyendo la entrada al Inframundo que hemos utilizado.

Toma la palabra Naltiria, que con una sangre fría envidiable, inventa una historia bastante creíble acerca de nuestro viaje, que nada tiene que ver con la realidad. Sin embargo, las palabras de la archimaga suenan tan verosímiles en su boca, que incluso me planteo que tenga futuro en el mundo de la actuación, voto a Barenna. Incluso logra que acepte el “regalo” que traemos, y esto enciende nuestra esperanza de que la misión pueda salir bien.

Y quizá precisamente ayudados por Barenna, Hana, que nos sigue mirando con frialdad y casi odio, parece aceptar la historia de Naltiria como buena, y nos manda acompañar, a tomar unas exiguas gachas, primero, y a unos dormitorios, después, donde hemos de descansar de tres en tres. A un servidor le toca con Elian, quedando libre el otro futón, suponemos destinado a nuestra compañera caída.

Con nuestro nuevo compañero tengo una breve conversación, pidiéndole que en mejor ocasión me cuente su historia, pues me gustaría añadirla a mi colección para la crónica que vuestras mercedes están escuchando. No parece muy dispuesto en principio nuestro sediento compañero, siempre ávido de licores y aguardientes, pero tampoco se niega en redondo. Descansamos pues, siempre vigilados de cerca por Dragones Azules.

A la mañana siguiente, Hana nos llama a su presencia, y con la misma mirada llena de suspicacia, nos encarga la misión de eliminar a Vithanti Kismeth, enemiga acérrima, como bien saben vuestras mercedes. Aceptamos, unos más convencidos y directos que otros, conscientes de que si el plan sale bien, no será necesario, pero aún así con convicción. Con el tiempo corriendo en nuestra contra, pues el artilugio debe estar a punto de abrir el portal, intentamos retirarnos lo antes posible, a pesar de que la servidumbre trata de retenernos el máximo tiempo posible. Abandonamos la ciudad de Kuraitsuro a toda prisa, y emprendemos camino de vuelta a Kri’Xia. Cuando nos hemos alejado lo suficiente de la ciudad, Tenar comienza a conjurar y trae de vuelta a Kalanthe, que, benditos sean los dioses, regresa con nosotros. Aunque ella se lamenta de tener que penar un poco más en el mundo mortal, estoy seguro de que en el fondo, se alegra de poder disfrutar un tiempo más de los placeres mundanos. Le tiendo las escasas pertenencias que pudimos salvar, y ella parece satisfecha.

Naltiria utiliza su magia para teleportarnos de vuelta a las afueras de Kri’Xia, y a medida que nos acercamos a la ciudad, tanto el personal civil como el militar nos miran con mezcla de asombro y deseo; asombro por estar aun vivos, deseo por querer hacerse con nosotros como esclavos.

De la que nos conducen al castillo, tras ofrecernos harzuanes como monturas, el grupo tiene una breve conversación acerca de la resurrección, cosa que este humilde bardo nunca ha experimentado, y tiene poca prisa por comprobar si es capaz de hacer. Kalanthe, que se perdió gran parte de los acontecimientos, es puesta al día rápidamente por Samara.

Al llegar, nos recibe Kismeth, cuyo rostro refleja la misma sorpresa que el resto de sus paisanos. No esperaba volver a vernos vivos, y se dice sorprendida para bien, de nuestras capacidades. Nos hace pasar y decide comentarnos la segunda de sus peticiones, una vez nos confirma que Yako Hana ha sido eliminada.

La ambición de Kismeth pasa por Zelmistra, importante ciudad drow gobernada por Vhonless Ish’Za. No quiere sólo la ciudad, por supuesto, si no la cabeza de su matriarca servida en bandeja de plata. La diplomacia drow tiene poco de diplomática, y mucho de decapitación, parece ser.

Samara parece preocupada; Ish’Za es una aliada de la Emperatriz, y Anne ya tiene de su parte a esa matriarca, por lo que la mediana insiste que no podemos traicionar a una aliada que ya ha demostrado su compromiso con la causa.

Por un momento dejan esa negociación, pues Kismeth quiere conocer de primera mano la historia de cómo conseguimos cumplir la misión. Samara narra cada detalle y pormenor de nuestra estancia en Kuraitsuro, incluyendo el asunto de la petición de Hana para eliminarla. Naltiria parece disgustada al revelarse esa parte, pero no dice nada. Satisfecha, Kismeth vuelve a la negociación acerca de sus ambiciones. Samara, que al principio es totalmente reticente a quitar a Ish’Za de en medio, finalmente logra un acuerdo por el cual, los materiales proporcionados por los Kismeth, como la obsidiana, serán un 10% más baratos ahora, y un 15% cuando la matriarca logre hacerse con Zelmistra, cosa que quiere que suceda antes del fin de la guerra, que sabe, será larga. Con este asunto finiquitado, Samara pasa al último punto del orden del día…

Que no es otra cosa que anunciar a Kismeth que ella ha de quedarse en la corte de la matriarca para ser los ojos y oídos de la Emperatriz en la Infraoscuridad. Casi divertida, cosa que no nos extraña, pues recordemos que estas gentes parecen gustar de comer ciertos tipos de carne, Kismeth acepta pensárselo y nos comunicará su decisión en la cena. No llega el acuerdo sin embargo en el asunto del apoyo de la flota de Kismeth a Anne, pues la matriarca dice necesitar sus naves para cumplir con las obligaciones que todo este nuevo acuerdo la supone.

Para cenar, en esta ocasión, se nos ofrece guiso de kraken, que resulta delicioso y reconfortante en igual medida. Otra ración de carne podría saturar nuestros estómagos. Respecto del tema de la embajada, Kismeth acepta a Samara como su consejera y embajadora del Imperio de Athanae, a cambio de que nos llevemos a su hija pequeña, X’Valla, y su séquito de acompañantes, para que sea la protegida de Anne, y aprenda los caminos de los superficiarios. La muchacha, que parecía ignorar tal decisión trata de protestar, pero su madre acalla las quejas con autoridad, y X’Valla acepta su destino. Nuestra mediana acepta tales términos, y se sella con un brindis, un entrechocar de copas que suena discreto, pero cuyas ondas aun no sabemos, qué consecuencias en la historia del mundo, van a tener.

Al final de la cena, Samara pasa a despedirse de los miembros del grupo, pues a la mañana siguiente habremos de partir, dejándola a ella en Kri’Xia, para que comience a ejercer su nuevo puesto. A Neesa, le muestra su respeto por sus grandes poderes como conjuradora, además de reconocerla su cambio hacia el pragmatismo en recientes fechas. A un servidor, la mediana asegura que le gustaría leer el libro que vuestras mercedes escuchan, tras lo cual me dedica un pellizco. ¡Ah, sin duda echaré de menos a la pequeña halfling, tan decidida, tan profesional, tan diligente en su trabajo! Pero las conversaciones más interesantes, sin duda aun están por llegar, pues la mediana se dirige hacia Alix, y saben los dioses, que estos dos tienen una relación… especial.

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