Cartas al Lobo Blanco - 8



De: Cerina Daghetti
Desde: Barak Varr
 
Para: Ilustrísimo Reverendisimo Sumo Sacerdote de Ulric
En: Castillo del Graf, Middenheim

Antes de comenzar con estas líneas, debo advertirle que serán mi último informe, he pagado mi precio por la derrota, y tanto usted como yo hemos salido beneficiados, pero las cosas han cambiado y mi tiempo a su servicio ha terminado.
Lo más relevante de mi viaje, ya fue indicado en mi última carta, por lo que repetirle que aún no he localizado al objetivo me parece absurdo.

Pero algo ha sucedido, durante las últimas noches he frecuentado varias tabernas de la ciudad, muchos enanos me han dado posibles pistas, pero casi ninguno sabe dónde están los hermanos.

Ayer, durante mi visita a uno de los pocos burdeles con chicas humanas, encontré a alguien. Al principio creí que estaba viendo un fantasma, ya que estaba igual que hace diez años cuando partió hacia The Rib Peacks con todo un ejército tras de sí, en la que pensamos había sido una misión fallida.

Hemos estado hablando y me ha contado toda la historia. Pero no ha podido explicarme que ha sucedido estos últimos años, de hecho, él creía que solo había pasado un año.

Tras salir de la tumba, se encontraron en la orilla del Black Water, y fueron cobijados por un ermitaño que vivía en las inmediaciones del lago. Pasaron varios días curando sus heridas y recuperando fuerzas, pero cada noche tenían un sueño.

En el suyo, él viajaba a Barak Varr, y allí encontraba a una mujer con las manos manchadas de sangre. Los dos juntos encontraban un oscuro libro antiguo, y perseguían a la persona que lo había leído, pero cuando iban a alcanzarla, despertaba en un grito de dolor.

Cada uno de sus compañeros había tenido un sueño diferente, por lo que habían decidido separarse y desde entonces él buscaba a esa mujer.

Al encontrarme, pensó que había dado con la mujer que buscaba, y al comentarle que yo busco a los hermanos enanos que trajeron el libro negro de los desiertos del caos, estamos convencidos que nos aguarda un camino juntos.

Pero ese camino debemos andarlo sin secretos, sin informes, y sin el peso de la traición en nuestras espaldas.

Dudo que lo comprenda, y estoy convencida que intentara localizarnos, pero le juro que si alguien intenta impedirnos continuar juntos, volverá a su hogar en una caja.

Espero que los dioses nos guíen, porque usted sabe mejor que yo, que si ese libro ya está en el norte, el tiempo se estará acabando y toda la sangre derramada no servirá de nada.

Que Morr le proteja y que Solkan nos ayude.