La semilla del Mal



“Yo te aportaré mi conocimiento. Tú me aportarás tu fortaleza. Y , juntos, dominaremos la Fuerza. Hemos de encontrar a alguien, alguien sabio y digno, para transmitirle nuestro conocimiento. Alguien digno de sucedernos en nuestra cruzada. Hemos de vengarnos de los Jedi, que una vez más nos han humillado, defenestrado.”

“Sí, Maestro.”

“Pero, dime, ¿estás dispuesto a llegar hasta el final?”

“Sí, Maestro. Hasta donde sea necesario.”

“Tus sentimientos por tus amigos son muy fuertes. Debes librarte de ellos. Te podrían traicionar. Son tu punto más débil. Si algo les sucede, te afecta. Si algo te sucede a ti, ellos vendrán, y nos podrían descubrir. Sobre todo esa amiga tuya, Ellen. Nos siente. Sabe quién eres, está demasiado familiarizada con tu cuerpo, con tu identidad.”

“Tienes razón, Maestro. Debo ser fuerte. Pero, ¿cómo dejar atrás todo lo que he vivido junto a ellos?”

“Yo te ayudaré. No es tan difícil como crees. Conozco los secretos del Lado Oscuro, y esos secretos nos ayudarán. Debemos confundirles. No puedes volver a ser tú, pero tampoco debes ser yo. Pues yo también soy conocido en ciertos círculos, y todos piensan que estoy muerto, que fui asesinado. Y eso, nos beneficia. Puesto que todos creen que la amenaza del Lado Oscuro se ha disipado. Pero no es así, ahora somos más fuertes que nunca, dos somos, pero en una sola persona. Y pronto se unirá a nuestra causa un nuevo aprendiz, alguien prometedor, a quien confiarle todo nuestro conocimiento y poder.”

“Ardo en deseaos de aprender las sendas del Lado Oscuro, Maestro. Ábreme los ojos a una nueva realidad, a ese poder estremecedor.”

“Así lo haré, Darth Acies. Pero antes, debemos aprender una última lección, antes de empezar a impartirlas. Debemos fundirnos definitivamente en una sola persona, sabia como yo, fuerte como tú. Darth Acies y Darth Manner, una sola cosa. Debemos dejar de ser dos entes separados. Debemos renunciar a nuestras identidades anteriores. Los dos.”

“Yo estoy dispuesto, Maestro. Mi venganza contra Kaleen-Da-Ar se consumó de una manera u otra, y ahora poco o nada me une a esta Galaxia.”

“Así sea, entonces. Ni siquiera la forma debe ser parecida. Cambiaremos de aspecto. Una raza distinta, para que todo sea distinto”

“Gran idea, Maestro. ¿Qué raza elegiremos?”

“Muun. Elegante, inteligente, bien vista en toda la Galaxia.”

“Bien, Maestro.”

“No va a ser fácil, Darth Acies, mi aprendiz. Probablemente sea doloroso, aunque también es muy posible que después del proceso no lo recordemos. Voy a influir en nuestros midiclorianos, y nuestro nuevo cuerpo emergerá. Seremos uno, fuerte y sabio. De hoy en adelante, seremos conocidos como Darth Plagueis.”

“Estoy listo, Maestro.”

“Sea, Darth Acies. Nuestro poder y sabiduría serán legendarios. Y todos esos conocimientos, no se perderán, porque juntos, mi querido aprendiz, podremos burlar a la muerte, y manipular los midiclorianos a nuestro antojo. Presiento que este es un gran día…”

El muun se levantó de la cama.

“Un gran día. Para que comience el Fin de la Luz.”