Acérquense, damas y caballeros, acérquense a este humilde bardo, para escuchar una nueva historia, acérquense para escuchar cómo me uní a un grupo, cuanto menos, peculiar...

Sesión X:

Nos acercamos a puerto, y la capitana ordena las maniobras necesarias para amarrar; allí, a pie de muelle, nos espera Zhao “Mano de Fuego” con una sonrisa irónica y aplaudiendo con sorna. Nos alaba con intención burlesca, señalando nuestros prisioneros como “botín” cosa que a Kaito parece hacerle poca o ninguna gracia, y dice que nuestros acompañantes son “tripulación”. Zhao nos mira divertidos, y nos emplaza a encontrarnos con él en la taberna una vez hayamos dirimido nuestros… dilemas con lo que es botín y lo que no.

Apenas pisamos tierra, Tenar deja de ser “La Pálida” para convertirse nuevamente en nuestra compañera, y con su sempiterno gesto de molestia, nos dice que jamás volverá a aceptar ninguna autoridad sobre el grupo, en tanto no acataremos tal autoridad y no lo tomaremos en serio.

¿Qué hacer con nuestros…? ¿prisioneros? ¿invitados? Tenar no quiere saber nada del asunto, y se dirige a la taberna, idea que a un servidor le parece fantástica, y también a Alix.

Naltiria, Neesa y Kaito valoran qué hacer con estas gentes. Ya que Zhao parece que no considera imprescindible entregarlos si no lo consideramos necesario, los tres dirimen cuál puede ser la mejor opción para la supervivencia de los mercaderes hiraneanos. La primera idea es ir a hablar con Sharteen, para incorporarlos a La Aguja Plateada, y poder devolverles la libertad en otro puerto. La capitana se niega en redondo, aduciendo que vamos justos de capacidad, y no tiene interés en cargar con más gente, máxime cuando obligó en recientes fechas a los drows a deshacerse de lastre humano. Descartada esta idea, y tras discutir varias opciones, como liberarlos inmediatamente o proporcionarles un barco, deciden preguntar a los interesados qué prefieren. Los pobres infelices saben navegar, luego no deberían tener problema en tripular una nave pequeña, así que responden que prefieren esta última opción. Sin embargo, en los astilleros de Espina Cruel, sólo hay disponible un enorme galeón, que requiere de muchos más hombres para una navegación eficiente. Así las cosas, la única embarcación de tamaño adecuado parece ser la modesta coca que nos ha servido como embarcación de aprendices de pirata, lo que les hace encaminarse a negociar un precio con Zhao.

El Sepulcro, que a cálculo de Naltiria no debería valer más de 6.000 monedas de oro, parece tener más valor para el capitán pirata, que comienza pidiendo 10.000, por los 5.000 que ofrece Neesa. Tras varios regateos, que en algún momento incluyen oferta de Zhao por hacerse con el niño que está con los prisioneros, llegan a un acuerdo por 8.500 piezas. Con el Sepulcro Negro comprado, falta decidir cómo botarlo sin que los piratas lo asalten de inmediato, y Naltiria parece tener alguna idea al respecto, que incluye proporcionarles bandera pirata, y camuflar la nave como algo más intimidante.

Entretanto, Alix, Tenar y un servidor llegan a la taberna, y al poco de entrar, veo entre los piratas una cara familiar. ¿Cómo ha llegado hasta aquí? Pronto lo sabré, me digo, porque tengo intención de dirigirme a ella, no sin antes, intentar ganar algunas monedas y hacerlo todo un poco más… espectacular.

Tenar y Alix piden una bebida, mientras este humilde bardo comienza a narrar la historia de Kalanthe, Anthe para los amigos, clériga de Rezhias, valerosa aventurera, aunque un poco agorera. Al terminar la historia, Anthe, que se ha dado por aludida, se aproxima a mí, y me suelta tremenda bofetada, seguida de un pasional beso. Omitiremos qué sucedió a continuación, aunque vuestras mercedes seguro que lo pueden intuir.

Alix y Tenar discuten acerca del magnetismo de un servidor… En esta ocasión he de admitir que hice ligera trampa, pues con Anthe existía relación anterior, como vuestras mercedes ya saben.

Una vez terminados nuestros saludos de reencuentro, nos dirigimos al grupo, al que ya se han incorporado los demás. Presento a Anthe a los Caminantes Sin Rostro, y ella, siempre dispuesta a la aventura, parece deseosa de unirse a nuestra comitiva, máxime cuando se entera que tiene que ver con relacionarse con Zhao y las altas esferas piratas.

Precisamente toca, una vez encaminado el asunto de los prisioneros, hablar con el autoproclamado Rey de los Piratas, para comenzar a exponer nuestra oferta de colaboración, ya que hemos superado todas las pruebas y Zhao ya nos considera sus iguales, piratas con los que llegar a un acuerdo.

La guerra es inminente, le exponemos, cosa que Zhao sabe y cuenta con ello, y comenzamos a explicarle que tenemos intereses… en que la balanza en este mar, que domina con sus camaradas piratas, se incline del lado de Athanae, instándole a atacar naves de Hiranae, dejando en paz las athanitas. Zhao parece interesado en la parte que concierne a cobrar una recompensa por cada nave militar del dragón eliminada, pero escéptico ante la diatriba de tener que refrenarse de atacar a los barcos con bandera de Athanae. No obstante, nos emplaza a dentro de un par de días, pues Fortunna mediante, ha de celebrarse un concilio, donde se van a reunir muchos de los más importantes capitanes que fueron llegando a Espina Cruel junto a nuestra comitiva. Entonces podremos negociar la recompensa ofrecida por cada nave abatida, pues la oferta inicial de 15.000 piezas de oro por navío, le parece muy baja. Como buen negociador, estamos convencidos de que pedirá mucho más de entrada.

Nos retiramos, pendientes de ese concilio que ha de decidir el futuro del Mar Escarlata, y el éxito o fracaso, de nuestra misión…



No hay comentarios: