La sombra del Norte

  Naltiria anotaba en su diario todo lo que iba descubriendo acerca de la situación en Molco. Ese diario con salvaguardas mágicas y palabras en clave donde decidió que escondería su presente y su pasado para que su legado y “la verdad” que ella poseía, pasaran a manos de alguien capaz de afrontarla, en el caso, siempre presente, de que su alma fuese definitivamente consumida, y sus días en esta tierra tocarán a su fin.

Naltiria no le temía a la muerte. No en vano ya se había enfrentado a ella en todos sus términos. Pero sí que tenía miedo de que el mundo se sumiese en el velo de las mentiras no estando ella para desentrañar los misterios del mismo y señalar con un dedo inquisidor a aquellos que se afanan en cegar los ojos de mortales e inmortales por igual. “Naltiria no pertenece ya a este mundo pero no se irá definitivamente de él sin cumplir antes su cometido…”

O al menos eso es lo que ella piensa cada día en el que abre los ojos en un mundo que se le antoja cegado, bizarro y desprovisto de libertad. Una libertad real, aquella que solo se obtiene cuando se comprende la verdadera naturaleza del espíritu.


Escribiendo en su diario, se daba cuenta de que Molco era una versión en miniatura del propio mundo en el que vivían. Una ciudad que poco a poco estaba siendo manipulada, de la forma má
s sutil e imperceptible. Información que se pierde, noticias falsas, y líderes corruptos o directamente alcaldes de paja que son usados como títeres por voluntades ocultas en las sombras… Einon…

La figura del semidragón tocó la mente de Naltiria y los restos del alma de Galidariann se retorcieron de dolor en su interior. Una lágrima solitaria se derramó en el papel, emborronando la tinta. No pasaba ni un solo día sin que Einon azorase sus pensamientos y cada día, Naltiria humedecía sus mejillas con una lágrima solitaria por él. Einon intuyó una profunda verdad, la misma que Naltiria porta, y él está pagando por ello un precio desmedido e injusto, aplicado por un ser que no merece tener el poder que tiene…

Nadie debería tener ese poder…


Naltiria suspiró otra vez, pensando que Einon tendría que esperar un poco más, consciente de la espiral de locura y soledad en la que se sumía día tras día. Pero había otros asuntos más importantes a los que atender; bueno, no más importantes, pero al menos, sí más apremiantes. Sus compañeros estaban enfrascados en detener el “fin del mundo”. Una empresa digna de Galidariann, pero insulsa para los objetivos de Naltiria. Sin embargo pareciera que dioses y mortales estuvieran realmente preocupados por esta situación. Incluso Septennus ha mostrado cierta curiosidad por ese condenado ritual de Voccisor, aunque disimulado por su habitual falta de interés por cualquier asunto mortal. Pareciera que el dios repudiado solo fuese un mero espectador pasivo que se divirtiese observando las decisiones que Naltiria tomaba y riéndose entre dientes al observar las consecuencias de esas decisiones, y solo interviniendo en los casos donde su propia seguridad estuviese comprometida. Aún con todo, la verdadera razón por la que Naltiria permanecía en Reionnae era la historia que Odeska podía contarle. Naltiria sospechaba desde hace mucho que Anne Von Xavras no era quien se supone que debería ser. A priori sus intenciones eran legítimas, pero sus formas y las conversaciones que había mantenido con Naltiria inducían a la archimaga a pensar que algo maligno y terriblemente poderoso se ocultaba en el interior de la emperatriz de Athanae. Odeska podría confirmar sus sospechas y, de hacerlo, quizá Naltiria debería buscar ayuda poderosa para escapar de las garras de Anne. Sumida en estos pensamientos, Naltiria repasaba con los dedos las runas marcadas a fuego en sus manos con una profunda tristeza, culpa, rabia e impotencia.

Recuperando su hilo de pensamiento, Naltiria cada día estaba más convencida de que la aparente locura de Odeska, podría  tener cierto fundamento. El alcalde que nos pidió investigar estaba sin duda relacionado con un confidente que se hacía llamar “Pico de Oro”. Y la situación en Molco daba pie a pensar que quizá había algún tipo de conexión entre estos dos asuntos. Alcaldes que, aprovechando la situación de inestabilidad del imperio, propagan el malestar y la disidencia contra el status quo del imperio. Una “mano negra” que conspira en las sombras poniendo a alcaldes y personas influyentes en contra de Iandora. La contención en la información y la tergiversación de la situación por parte de las altas esferas para controlar la opinión de la gente de a pie…

Quizá Naltiria se había vuelto una conspiranoica. Aunque ese rasgo era algo que no se le podía echar en cara después de todas las revelaciones que comprendió a raíz de su “juicio final”. Naltiria había visto un atisbo de los entresijos que dioses y poderosos utilizan para manipular a los mortales inocentes y ahora veía sombras y argucias en cada esquina. Naltiria estaba resuelta a sacar a la luz toda la verdad. Y entonces, un escalofrío recorrió su espalda. La sangre se retiró de sus mejillas y palideció ante una idea. Una idea rocambolesca, estúpida y del todo imposible…


…….. pero cuanto más pensaba en ello, más sentido le encontraba. Estaría su mente jugándole malas pasadas. Sus prejuicios nublaban su inteligencia. Tenía que ser eso…..


……..pero todo encajaba de una forma tan maquiavélica y magistral.


Con los ojos como platos y la mirada fija en la pared, Naltiria no veía la habitación que le rodeaba ni tan siquiera la hoja con tinta emborronada en frente de ella. Sus pensamientos daban vueltas ante una posibilidad, pequeña, pero aterradora. De ser ciertas las ideas que rondaban la mente de la archimaga, el futuro de todo el imperio… no, de todo el planeta, estaría a punto de cambiar drásticamente.


Era algo improbable y absurdo pero, a la vez, tenía tanto sentido. Anne Von Xavras había expresado ante Naltiria en múltiples ocasiones su objetivo de “unir” el mundo entero bajo su dominio. ¿Y si ahora que la guerra contra Hirannae esta decantándose a favor de la emperatriz, ésta estuviese allanando el camino para un posible conflicto político contra Reionnae? No le resultó descabellado a la archimaga pensar que, alguien como Anne, con sus objetivos y sus quasi ilimitados recursos, podría aprovechar la inestabilidad de Reionnae para sembrar las semillas de la disidencia. Un campo de cultivo perfecto para comenzar su expansión política y de control de masas una vez terminada la guerra en Athanae. La situación perfecta para la imparable expansión política de Anne Von Xavras. Una sombra que crecía en el Norte y se hacía cada vez más extensa, cubriendo todo el planeta.


La archimaga tembló con auténticos escalofríos de terror ante esa idea…


¿Debía compartir sus ideas con sus amigos o la tacharían de paranoica? Naltiria había recorrido un gran camino junto a ellos y aún todavía no había logrado ganarse su confianza, y no podía culparles. Los pecados que la archimaga había cometido eran suficientes para perder la confianza de cualquiera.


Solo esperaba estar completamente equivocada.

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