El Negociador


Coruscant. Consejo Jedi.


- Maestro Yoda, las negociaciones son imposibles con el rey. Por más que le hemos intentado convencer de lo beneficioso que sería retirar sus tropas del planeta vecino, no hemos podido convencerle. - La voz de Koyi Olan suena desesperada e impotente.

El resto de los maestros del consejo se miran entre sí, indecisos. Todos saben cual es el siguiente paso, pero nadie se atreve a tomarlo.


- Debemos enviar a Xavier. Ya ha resuelto situaciones parecidas- interviene el Maestro Alec.



Yoda toma la palabra.



- Ah, tu alumno de maestro de armas enviar quieres. Solución desesperada parece.



-¿Desesperada? Xavier ya ha alcanzado un nivel de éxitos que muchos de los diplómaticos más reputados de esta sala y de toda la orden quisieran a su edad.



- Pero no nos da precisamente buena imagen, Maestro Hae-Shra- interviene Dooku- Sus métodos no dejan de ser como poco... cuestionables.



- Lo sé, Maestro, pero ha demostrado madurez y saber estar, nunca se ha sobreexcedido en su tarea, y jamás- pone especial énfasis en esta palabra mientras recorre al consejo con la mirada- ha tenido que forzar una negociación. Además, la galaxia debe saber que somos fuertes, no sólo un templo de monjes ascetas. Xavier nos da una dimensión...



- Una dimensión que no deseamos aparentar, Maestro Hae-Shra- interrumpe Dooku, de mal humor- debemos aparentar lo que queremos ser, humildes guardianes de la paz en la galaxia.



Yoda se frota la barbilla mientras escucha la conversación, y finalmente toma la palabra de nuevo.



- Guardianes de la paz somos, Maestro Dooku, pero con firmeza debemos actuar si los enemigos de esa paz frenar deseamos. La propuesta del Maestro Alec, acertada me parece. Votemos.



Los miembros del consejo accionan el pulsador correspondiente en su asiento.



- Así sea, pues- declara el Maestro Alec mirando su pantalla- Xavier negociará con el rey. Gracias por tu informe, Maestra Olan. El siguiente tema del día es...



A sólo unos metros, Xavier Muros, caballero Jedi de la Orden, y aprendiz de Maestro de Armas, medita en su habitación, en penumbras. Su ventana da a los jardines del templo, y, con el torso desnudo y sentado sobre sus piernas cruzadas mantiene su concentración, con los ojos abiertos.



- Pasa, Maestro. La puerta está abierta.

El Maestro Alec, una vez ha concluído su sesión en el Consejo, tiene el dedo a escasos centímetros del pulsador de llamada, y al oír a Xavier, sonríe y pulsa el de apertura.

- El Maestro Starbreeze afinó bien tus sentidos, Xavier.

- Fue un gran Maestro.

- Lo sé. Tenemos una misión para tí.

- Negociaciones fallidas, supongo.

- Sí.

- Partiré ahora mismo.

- Ve con cautela. Parte del Consejo desaprueba tus... nuestros métodos, y esperan la mínima oportunidad para apartarte del servicio.

- Sí, Maestro. Llamaré a Xarux.

A bordo del Leviathan One, Xavier vuela hacia su destino. Bromea con Xarux y Ellen, y eso hace que el viaje sea más llevadero.

Cuando alcanza su destino, Xavier sonríe.

- No tardaré.

- Te creo- contesta Xarux- las negociaciones contigo suelen ser rápidas.

El caballero Jedi se acerca al oído de Xarux, y le susurra.

- He oído que a tres callejones de distancia por el norte hay un chatarrero realmente bueno... y además una tienda de ropa en la que le puedes comprar un detallito a Ellen.

Xavier sonríe, le da una palmada en la espalda a su amigo mientras le guiña un ojo, y baja de la nave.

- Buenas noches. Soy Caballero Jedi de Coruscant, vengo a negociar con su Alteza Fregeg II.

- Siu altieza nio desía negociar con Jedi más- contesta con curioso acento el portero.

- Oh, disculpa, mi identificación debe estar por aquí.

Xavier comienza a palparse por todo el cuerpo despistado, y finalmente abre la capa que le envuelve, dejando ver su colección de Sables láser, mientras adopta una expresión intimidante.

La extraña criatura abre los ojos como platos, y nervioso, abre la puerta de acceso.

-Buenas noches, Alteza. Vengo en nombre del consejo Jedi. Me temo que hemos empezado con mal pie y su Alteza no ha congeniado del todo bien con el anterior emisario del Consejo.

- Nio desío negociar más- la expresión del Rey es altiva y orgullosa- y si nio se miarcha ahiora mismo...

- Como guste su majestad, pero antes, quisiera dejar claro a su Alteza que esta es la última oportunidad de negociar pacíficamente que el Consejo le brinda.

- ¿Prietendes asiustarme? Iuna panda de mionjes quion armas prehistióricas...

- Como éstas- dice Xavier mientras dos sables láser aparecen en sus manos.

- ¡Apresiadle!- Grita el rey a sus robots de combate.

No ha pasado un minuto, y todo lo que queda de los robots de combate es un montón de chatarra humeante. Xavier desactiva sus sables, enfunda los dos que tiene en las manos y atrae hacia sí el tercero que aún vuela por la sala. Sin desactivarlo, lo mira con cara de no haber roto un plato.

- Sería una lástima que tuviéramos que aplicar a rajatabla la Ley de la República, Artículo 45, primera entrada, ¿no es así?- Mira al rey, cuyos ojos desprenden ira, y luego recita- "Está prohibida toda organización militar, viva o cibernética, para uso..."

- ¡Quinozco la ley!- Grita el rey. Piero, ¿quién iba a aplicar iesa ley? ¿Quién destruiría mi ejiército de drioidies armiados? ¿La Orden Jedi?

- No será necesario molestarles a todos- contesta Xavier con parsimonia, y con una rápida finta corta en dos un último droide que se aproxima a él, antes de desactivar la hoja naranja de su sable. Yo lo haré- estas últimas palabras las dice apretando los dientes, con fuego en los ojos, y dirigiendo su mirada directamente a los ojos del rey.

El rey le mira, primero con odio, luego con ira.

-Rietiraré mi ejiército, caballiero Jedi.

- Ha sido un placer negociar con su majestad- dice Xavier mientras hace una profunda reverencia- Informaré al Consejo y al Senado de esto, estoy seguro de que serán benévolos con la multa a aplicar.

Dicho esto se da la vuelta, y emprende el camino de vuelta. Saca el intercumunicador de su cinto, y lo activa.

-Xarux, vete calentando motores, nos vamos.

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