Diario de Fuinmenel, vol. II


Tras la batalla de Fenris.


No estoy muy segura de si hemos ganado. Al menos en parte, quiero creer, pues si un avatar del mismo Finallis vino para alejar a Fenris de los mortales, estoy segura de que en el peor de los casos, hemos evitado muchas muertes en vano.


Me siento en parte orgullosa de mi desempeño en la batalla, y aun me pregunto si esa visión que tuve justo antes de caer, fue una alucinación o quizá un recuerdo enterrado. Supongo que quizá nunca llegue a saberlo.


Estoy aun confundida por todo lo acontecido, y no soy la única. Durante los días posteriores a la batalla, Galaerys, a la que mientras más tiempo pasa, más siento que nos parecemos, apenas ha hablado. Cuando Arduin la ha preguntado, se mostró de ánimo decaído. He intentado animarla, dándole mi punto de vista, pues si, como creo, pensamos de manera similar en muchas cosas, creo que puedo ayudarla a poner las cosas en perspectiva. Ella sin embargo, se siente perdida y vacía. Por el contrario, yo me siento confundida, pero llena. Quizá no hayamos vencido a Fenris, pero me he dado cuenta del amor tan profundo que Judah implantó en mi corazón y en mi ser. El sacerdote dio sentido a mi vida, que antes de ese encuentro, era vacía, pero aún no lo sabía. Espero que Galaerys encuentre ese amor en su corazón después de todo, cuando por fin procese todos los acontecimientos recientes.


Por otra parte, como me temía, Soth se sacrificó en batalla, y no regresó de entre los muertos; su alma vaga ahora, supongo, a la espera del juicio de Finallis. Tozuda hasta el final, desoyendo las instrucciones de los más sabios, en este caso, la Emperatriz Hyandora, atacó a Fenris sabiendo que no podía derrotarlo. Quizá su sacrificio sirvió para que Hyandora tomase un respiro que posiblemente necesitaba, pero aún así, sacrificio vano y loco, desperdicio de heroína que pudo haber ayudado mucho más, tanto en la batalla como en los días que han de venir, donde aún hay tanto por hacer. La Niebla maldita de Fenris, ha dejado tras de sí, muerte, destrucción, y mucho trabajo por hacer. Trabajo que el resto del grupo vamos a comenzar. Después de todo, la loca Sotharyl será recordada. Me pregunto qué será ahora de sus hijos e hijas. Seguro que Holgen tiene algo que opinar al respecto.


Otros amigos cayeron también en la cruda batalla, entre ellos, yo misma, y Famir. Por voluntad de los dioses, la enviada de Finallis, Amber, nos trajo de vuelta, precisamente para cumplir con el trabajo, tan necesario como arduo, que he mencionado arriba.


La duquesa Von Xavras parece complacida por el resultado de la batalla, pues los problemas de Fenris ahora son cosa de los dioses, y nosotros, simples mortales, hemos de preocuparnos de otras cuestiones más acuciantes.


Tras organizar con la duquesa la “reconquista” de Athanae, volvemos al barco de Sharteen, camino a Re-Ionnae, para llevar a Hyandora a casa, y yo comienzo este segundo diario…


Viaje a Re-Ionnae, el regreso de Soth y Brian.


Justo antes de partir de vuelta a Re-Ionnae, Soth ha podido volver de entre los muertos. Ha tenido que pagar un precio, y además ha decidido hacer su entrada con una broma, una broma con poca gracia, pero que me ha dejado claro que Galaerys, quizá, podría estar interesada en mí. No hay mal que por bien no venga.


La vuelta a Re-Ionnae, sin embargo, ha resultado más dura de lo que preveíamos. Brian, un antiguo enemigo del grupo, que no conocía, había atacado la casa, secuestrado a los niños, y asesinado al servicio, Tras ello, nos emplazó a una cita para negociar la vida de los críos. Su petición es que le sirvamos en varias misiones en su beneficio, ya que parece querer recuperar un poder perdido, según lo que parece, por culpa del grupo. Aunque hemos dado nuestra palabra de ayudarle, es evidente que servir a semejante villano es completamente repulsivo, pero el tal Brian tiene la baza de aliados poderosos y los rehenes. Tenemos qué decidir cuál sera nuestro siguiente paso… Y todo apunta a que tendremos que seguir a Arduin, ya que ha dado su palabra, y cumplir las misiones, y luego lidiar con Brian… excepto Soth, que como siempre, tiene un punto de vista, digamos, diferente…


El debate, intenso, ha terminado como era de esperar, con Soth por su cuenta, creyéndose poseedora de la única verdad, y el resto del grupo, apoyando a Arduin. Por otra parte, por alguna razón, no puedo dejar de pensar en que Galaerys accedió a estar conmigo. Por supuesto, lo hacía como favor a Soth, por el bien del grupo… Pero no se negó de inicio, y no parecía parecerle algo tan horrible. Será mejor que deje de pensar en ello, pero siento que cada vez me cuesta más. Intentaré pensar en las duras decisiones que hemos de tomar.


Finalmente, en un arrebato de independencia del grupo, otro más, Soth decidió por su cuenta informar a toda autoridad de este continente y del otro, y como era de esperar, la amenaza de Brian se cumplió, y asesinó a los niños y al sirviente de la casa. Ha sido un trago amargo, un trago que sólo tiene el consuelo de que Hyandora se ha deshecho, definitivamente, de Brian. Soth decidió, por su cuenta y riesgo, sacrificar a sus hijos.


Tras los funerales, parece ser, que nos vamos a encaminar a unas ruinas en medio del desierto, en busca de una información acerca del pasado de Brian. Algo relacionado con un dragón. Entretanto, Zahir me ha pedido ayuda con los libros de Brian, que investigaremos en nuestros ratos libres, cuando volvamos del desierto. La verdad es que no tenía intención de tocarlos, pero por supuesto, echaré una mano al mago, con mis limitados conocimientos arcanos.


Mientras escribo estas líneas, Galaerys ha aparecido pidiéndome que la conjure un Deseo, no sé con qué intención, pero como no puedo lanzar tal hechizo, la he aconsejado que vaya a pedírselo a Zahir, más versado que yo en el arte arcano. Sin más, se ha marchado a hablar con él, sin contarme todo eso que la hacía sentir tan mal. Algo trama, probablemente. Ojalá pudiese ayudarla a recuperarse.


Ha resultado, que fue a pedir ayuda para su deseo a Arena de Grebub, y no hemos llegado a tiempo de evitarlo; ha pedido su deseo, que desconocemos. Consecuencia de la escapada, Soth le puso los grilletes antimagia a Galaerys, intentando que dejase de hacer locuras. La druida, fuera de sí, se ha puesto a gritar, de modo que la guardia ha entrado en casa y nos ha hecho pasar una noche en el calabozo. Estamos perdiendo a Galaerys, por los dioses… Y no sé qué hacer para remediarlo. No puedo entender qué clase de crueldad puede llevar a nadie a perturbar de tal manera a un alma buena.


Decepcionada, Galaerys se ha escapado. He podido comunicarme con ella, y espero de todo corazón, que sepa lo que hace, y se cuide. Mientras, Arduin parece haber encontrado respuesta a sus plegarias, y dice saber una forma de deshacer las maldiciones que aquejan el grupo, algo sobre purgar Molcco de la influencia de Vyrtanne. Y esa ciudad es como una orgía gigante consagrada a la diosa, los habitantes están fuera de sí entregados sin pudor a todo tipo de actividades lujuriosas. Arduin parece haber perdido práctica en sus dotes negociadoras, pues su solución pasó por ir al templo, y decir a la sacerdotisa que se fuera. Obviamente, no ha funcionado… Vamos a buscar una solución alternativa, que parece pasar por pedir ayuda a Samir, y por consiguiente a Hyandora.


Tras la entrevista con Samir, no parece claro que nos pueda ayudar. La ley, como suele pasar, es poco útil, y el grupo tiene las capacidades muy mermadas. No se me ocurre cómo podríamos extirpar la influencia de Vyrtanne en la ciudad…


Después de esta visita, sigo en mi cuarto escribiendo este diario, mientras los demás piensan en qué podemos hacer con esta situación. En esta noche eterna, buscamos una luz que nos guíe. Cada vez parece todo más oscuro.

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