El resplandor de la luna

- ¡Padre!¡La mula!... ¡Se va río abajo!

- ¡La madre que la...!¡Maldigo al bastardo que me vendió semejante jamelga!¡Aprisa Natasha, recoje las cerámicas, que no se rompan!

- Sí, padre.

Evgeny montó de un salto sobre la mula y con un fuerte tirón de las cinchas frenó al desbocado animal.

- ¡Maldito saco de piel y huesos!¡Si no sabes tirar de un carro, nos serviras de alimento! Cuando lleguemos al Fuerte Halcón, compraré un caballo de verdad, de los que cargan con más de 2000 libras.

Natasha echó una mirada de incredulidad total a su padre, seguida de una mueca que hacía entender que pronto olvidaría lo que acababa de escuchar. Siguió recogiendo las "valiosas" cerámicas de la orilla del río.

- Padre, se han hecho añicos 5 vasijas y 2 esculturas "antiguas".- Acompañó la última palabra con un gesto de ironía. - Esto nos va a costar varios días de viaje.

- ¡Aaagghh..!¡Maldito sea ese Olaf y sus mercancías "de calidad"!

Evgeny buscó en su mochila durante un instante. Frustrado por no encontrar lo que buscaba, volcó todo el contenido de la mochila en el suelo. De su interior cayeron varios útiles de cocina, una cantimplora, un odre de vino, carne seca, un cogollo de pan seco, unas hierbas y hojas, materiales de campamento, unos útiles de escalada y varias monedas de cobre. Evgeny recogió los útiles de escalada y con una soga ato y afianzó, asegurándose por tres veces, la mula a un roble fuerte. Cuando hubo quedado satisfecho con su trabajo, se dirigió a Natasha.

- Natasha, vamos a montar el campamento aquí...

- ¿¡Aquí!? A tí la mula te ha trastocado, ¿no? Estamos en mitad del camino, al lado de un bosque y el ruido que hace el río al pasar enserdece hasta al más pintado.

- Pues sí, hija, creo que éste es el lugar perfecto. Enciende la hoguera y prepára la cena, hoy vamos a descansar bien.

Natasha no daba crédito a lo que estaba ocurriendo. Sí, es cierto que en otras ocasiones también habían parado a descansar en lugares poco resguardados o peligrosos, pero la buena fortuna siempre había estado del lado de su padre. Nunca habían tenido percances mayores. Pero esto superaba con creces las acciones del más irresponsable. Aun así y aunque estaba en desacuerdo en muchas cosas con su padre, Natasha confiaba en él, y si él decía que éste era un lugar perfecto, sería probablemente porque tenía razón.

Evgeny comenzó a realizar un inventario de sus mercancías en voz alta. Cada dos por tres, observaba detalladamente una pieza y se acercaba a Natasha para pedirla consejo.

- ¿Crees que debemos pedir solo 5 monedas por este jarron? Yo creo que podríamos venderlo por lo menos por el doble...

- Haz lo que creas conveniente padre.- Natasha resopló con cansancio.

Cenaron rápido, antes de que cayera el sol, y Natasha se metió en su saco temprano, el día había sido largo y estaba agotada. Evgeny se acercó a Natasha y la besó en la frente.

- Buenas noches tesoro.

Mientras Natasha comenzaba a dormirse pudo entrever a su padre realizando ostentosos movimientos y hablando en esa lengua con la que Natasha soñaba. Después de eso...

oscuridad...



Natasha abrió los ojos. La luna se reflejaba en el minúsculo cristal de su colgante. A su lado un pequeño humo salía de unas brasas aún incandescentes. El saco de su padre yacía vacío. Natasha se incorporó.

- Padre...- Susurró.- ¡Padre...!

No recibió respuesta. Natasha dió una vuelta alrededor del pequeño campamento. Todo estaba en una extraña calma. El rugir del río apenas se oía y el viento no se movía. La luna iluminaba el camino hasta varios metros de distancia y Natasha podía ver el linde del bosque a la perfección. La mula estaba durmiendo tranquila al lado del roble. Aun no sabe por qué, pero algo la impulsó a adentrarse en el bosque. Algo le decía que su padre estaba allí.

Natasha comenzó a andar hacia el bosque, pero apenas se hubo alejado unos metros de la hoguera, la noche se volvió oscura, el frío viento comenzó a azotar su cara y cientos de ruidos extraños se veían ensordecidos por el bramar furioso del río. Una sensación de miedo comenzó a recorrer su espinazo. Pero eso no la detuvo y se encaminó con valor hacia el bosque.

Tras recorrer un sendero que parecía bastante transitado pudo vislumbrar unas extrañas luces y sombras en lo profundo. Se acercó tódo lo sigilosamente que pudo, arropada por los sonidos salvajes de la fauna. Al llegar al lugar de las luces, distinguió cinco figuras. Dos de ellas, estaban alrededor de una hoguera bailando y cantando de forma extraña y las otras tres, lucían unas armaduras metálicas que parecían puro fuego a causa del reflejo de las llamas.

Natasha se quedó estupefacta, con una mezcla de miedo, curiosidad y magia, observando la danza. Al rato, los individuos terminaron de bailar y uno de los tres que portaban armadura señaló a Natasha con un largo dedo acabado en una uña negra. Los otros dos se giraron y comenzaron a congregar alrededor de sus manos una energía que a Natasha le resultaba familiar. El suceso que aconteció después, no está claro en la mente de la niña. De la palma de la mano de los dos individuos brotaron llamas que salieron despedidas hacia la pequeña. Natasha no hizo otra cosa más que mirar, eclipsada, las brillantes llamas que se acercaban a su cara. Las llamas alcanzaron de lleno en la pequeña y un fuego escarlata y morado la rodeó. Pero con la misma velocidad con la que el fuego apareció en las manos de sus invocadores, desapareció en el pecho de Natasha.

Por un momento, los cinco individuos parecieron desconcertados, pero en seguida, los tres ataviados en armaduras desenvainaron sus espadas con un sonoro deslizar de metal y se abalanzaron sobre la niña.

Al instante, el tiempo pareció ir más despacio para todos. Un vórtice de oscuridad se creó delante de Natasha y comenzó a tragarse toda la vegetación de alrededor, pero Natasha parecía no ser afectada por este Vórtice.

- ¡Natasha!- Grito Evgeny.- ¡Natasha, no te muevas!

Aunque hubiese querido, Natasha era incapaz de moverse. El espectáculo de magia y sombras que se estaba desarrollando ante ella la estaba dejando perpleja. El vórtice de oscuridad se hizo más grande y devoró a los aterrados individuos que osaron levantar sus armas contra Natasha. Sus gritos de terror se perdieron en la inmensidad de aquella oscuridad.

Por fin Natasha, pudo girarse para ver a su padre.

Evgeny se alzaba levitando levemente sobre las plantas del bosque. Con los brazos en alto grito unas palabras con una voz que parecía venir de lo profundo de la oscuridad del vórtice. De todo su cuerpo emanaron ráfagas de oscuridad que llovieron sobre el bosque, todo lo que tocaban, moría y se pudría. Los dos individuos que quedaban frente a Natasha no fueron una excepción. Sus cuerpos comenzaron a pudrirse mucho antes de que cayesen al suelo, hasta tal punto, que su carne y su piel se desprendieron de sus huesos de forma horrible.

Tras el maremoto de oscuridad, sobrevino una calma como Natasha jamás había conocido.

- ¡Nadie... toca... a mi hija!...- Jadeo Evgeny.

Padre e hija se miraron en silencio durante diez segundos que parecieron diez horas.

Por fin, Natasha, habló:

- Volvamos a dormir, padre...

1 comentario:

AlecTm dijo...

Moola...

Ya tengo ganas de empezar.