Acérquense, damas y caballeros, acérquense a este humilde bardo, para escuchar una nueva historia, acérquense para escuchar cómo me uní a un grupo, cuanto menos, peculiar...

Sesión XXIV. Entreacto.

Tras la batalla, Naltiria y Tenar mandan a recuperar los cuerpos de los nobles sublevados, para decidir qué hacer con ellos. Las opciones parecen ser exhibirlos como advertencia en las plazas locales, o darles sepultura según los ritos de Maddusse, dios al que profesaban devoción. Ambas mujeres discuten también acerca del triste desperdicio de vidas observando el campo de batalla sembrado de cadáveres.

Emprendemos nuestro camino a Tysalevia, la capital, no sin antes pasar a dejar los supervivientes del ejército con Edda Viola; es ella la que nos informa que de requerir de nuevo los servicios de soldados imperiales, los oficiales y tropas bajo nuestro mando, están dispuestos a combatir de nuevo a nuestro lado. Antes de marchar, Neesa tiene un breve encuentro con Zelenya, jefa de las hadas de combate, que se muestra un tanto decepcionada por no haber participado en la batalla para demostrar su valía. A pesar del discurso de Neesa, conciliadora, acerca de que la guerra no es gloriosa, y que habrá más oportunidades, Zelenya no parece satisfecha. Pregunta nuestra compañera alada acerca de Winona Cuerpogrís, de quien la oficial no sabe nada.

Con nuestros pasos ya dirigidos a la capital, Neesa abandona el grupo e informa a Naltiria, mediante el vínculo telepático, de sus intenciones de ir a buscar a Dhamar Fah, a quien prometió que volvería una vez concluyese la tarea de detener la rebelión de Gilles. Quedan en verse en un par de días en la torre de la archimaga, quien quiere hablar con todo el grupo. Tras ello, se encamina a Tanactos, para poder emplear su magia de teletransporte.

Después de un viaje tranquilo de unas pocas jornadas, llegamos a Tysalevia, y nos encaminamos a la fortaleza del rey, ahora regentada por el Imperio. En ese lugar, intenta un servidor narrar la batalla a los soldados allí presentes, aunque la disciplina les impide hacer mucho caso del cantar de gesta. Mientras, Kalanthe, en una habitación aneja, cuenta otras historias, con más o menos el mismo éxito.

Aun no se ha decidido qué hacer con los cuerpos de los nobles, y algunos oficiales del ejército empiezan a impacientarse; es mal augurio tener cadáveres sin sepultura. Tenar se ofrece a oficiar un funeral de ser necesario, mientras muestra su preocupación por el tema de Voccisor, el avatar de Idhaal.

Tras cantar la gesta de la batalla, paseo por Tysalevia… me trae recuerdos, recuerdos dolorosos y melancólicos. Fue aquí, entre estas calles, donde mis compañeros, mi familia, nos vimos sorprendidos por la muerte y la niebla, por la histórica plaga de Fenris. Cuánto ha cambiado ya la ciudad, de nuevo llena de vida. Levanto mi sombrero ante las damas, me inclino ante los caballeros. Pareciera que la Niebla nunca hubiese sucedido, pero sólo hace falta pensar en lo que en Funterish acecha, para que se estremezca de nuevo el alma.

Mientras tanto, Neesa tiene un encuentro con unos tumularios, sacándola de su descanso en una parada del viaje, y haciendo que tenga que emplearse a fondo para huir; los malvados no-muertos están a punto de contrarrestar su magia, y se quedan con las ganas de merendar hada poco hecha.

Tenar y Naltiria continúan conversando acerca de qué hacer con el tema de Voccisor, aunque evitan nombrar al avatar. Creen que hay parte de verdad en sus palabras apocalípticas, pero por supuesto, están convencidas de que oculta la mayor parte de información acerca de lo que está por venir como consecuencia del ritual ejecutado a las afueras de Castiglia. La alta elfa opina que el grupo debería revisitar el lugar donde se llevó a cabo dicho rito, en busca de pistas. Naltiria parece de acuerdo, pero informa a Tenar de su intención de reunir al grupo en un par de días en la torre, y aprovechan para ponerse al día acerca del viaje de Neesa. Luego, Naltiria se pone manos a la obra para elaborar unas cuartillas de advertencia para colgar en plazas y demás lugares públicos, contando la derrota de Gilles y advirtiendo de las consecuencias de enfrentarse al poder del Imperio de Athanae. Además, finalmente, deciden hacer un funeral por el rito de Maddusse para los rebeldes, pero de forma pública, de manera que se sepa su suerte en el campo de batalla.

Tenar trata de comulgar con su dios, en busca de información y guía, pero no es capaz de sacar nada en claro; o bien a Hedenoth no le interesa el asunto, o bien no conoce nada al respecto, lo cual preocupa a nuestra sacerdotisa, que comparte sus inquietudes nuevamente con la archimaga; de nuevo conversan acerca de los artefactos, tema recurrente en el grupo. También sobre Finnallis, siempre sin nombrarlo, y lo “sospechoso” de su ascenso en poder en el Olimpo. Sin embargo, la conclusión una vez más, es que Tenar opina que hay que salvar el mundo antes de emprender cualquier búsqueda de tomos o artefactos.

Cae la noche sobre Tysalevia, y nos retiramos a descansar. No obstante, Tisaia parece poco interesada en dormir, y busca refugio en cama ajena, para celebrar la victoria en el campo de batalla. Se cuela en la habitación de Alix, e intenta “hacerle un hombre”, cosa para la cual, nos tememos, el muchacho aun no parece listo. Pide mi ayuda vía telepática, y pensando que le sucede algo malo, tomo mi fiel Rapière Noir, y, en calzones, me planto en su dormitorio… para descubrir a la amazona intentando arrancar los susodichos al chico. Riendo, tomo a Tisaia del hombro, y la llevo a mis aposentos, librando a Alix de la vergüenza, y dando lo mejor de mí a la valerosa guerrera.

A la mañana siguiente, ignorando las primeras agujetas que comienzan a aparecer tras el ejercicio nocturno, Edda Viola nos hace llamar, así que acudimos a Zit sin más demora. Una vez más, dos misivas de Anne de Athanae. Además, nos pide que le contemos la batalla, cosa de la que se encarga Naltiria. Lo primero que hace la archimaga, es lamentar las inevitables bajas, esgrimiendo que Gilles no la dejó opción. Pone énfasis en alabar a las amazonas de Zhargosh, y tiene recuerdo para los caídos, cosa que complace a la señora Viola, partidiaria de dar valor al sacrificio del soldado muerto por una causa justa. Las cartas de la Emperatriz nos informan de que el tránsito a Allionas ha sido cortado, pues el enemigo avanza desde oriente. Los dragones, todos ellos unidos bajo mismo estandarte, quieren retomar lo que con tanto esfuerzo ha ganado Athanae, y nos pide que permanezcamos localizables, pues aunque aun no son necesarios nuestros servicios, lo serán en breve. Eso complica las cosas, pues la reunión que Naltiria pretendía celebrar en su torre no podrá tener lugar. Aun más difícil será hacerle llegar semejante noticia a Neesa, allende de la frontera.

No se da por vencida la archimaga de Taneo, que decidida a llegar a su torre, va en busca del general Ciric, siempre rodeado de sus dragones sin escamas, con quien ya ha tenido tratos provechosos en otras ocasiones. En un lenguaje cómplice, Ciric proporciona un paso seguro para Naltiria, o más bien, le informa de uno.

Al mismo tiempo que nos estamos enterando de estas noticias, Neesa  descubre el cierre de fronteras de manera más abrupta, al llegar a uno de los pasos y encontrarlo cerrado. El hada intenta contactar con Naltiria, que se muestra muy preocupada de que los dragones accedan a su torre, y a lo que en ella hay, especialmente la biblioteca, llena de información peligrosa en manos equivocadas. Neesa, por su parte, informa de no haber encontrado a Dhamar Fah, y se muestra preocupada. ¿Habrá vencido Caerdan al ejército de la Furia Pálida?

Finalmente la reunión prevista en la torre, ha de trasladarse a Tysalevia, pero tiene lugar. Neesa nos informa de sus preocupaciones, pero nadie parece saber nada de la suerte del ejército de Dhamar. Naltiria nos cuenta acerca del paso para llegar a Allionas, y del peligro de que la torre caiga en manos del enemigo. Tenar insiste en el tema de Voccisor.

Decidimos que nuestro primer paso sea ir a Castiglia, a, como dice Tenar, investigar el lugar donde el rito de Idhaal tuvo lugar. Poco queda del lugar, que quedó arrasado. Neesa utiliza su poderoso conjuro de escudriñar el pasado, y ve con lujo de detalle como los cultistas invocan a Voccisor, pero hay partes que no logra observar, pues hay protecciones mágicas que lo impiden. Una vez termina el ritual, el avatar queda ligado al Conducto, el extraño objeto que encontráramos, y se produce la matanza de la que vimos las consecuencias.

Naltiria nos aparta del lugar, y nos cuenta que está preocupada por lo rápido que cambia el mundo, y que hay que hacer “algo” al respecto, y ese “algo” pasa por salvar su torre y lo que en ella hay. Nos cuenta también sus sospechas acerca de que la Emperatriz tenga algo que ver con la bruja de la antigüedad, Urpilar, pues siente que su bastón, que ha renunciado a utilizar en reciente fecha, está vinculado a Anne. Sin embargo, sólo hay dos personas en el mundo que podrían confirmar esas sospechas, el emperador consorte Arduin, o una aventurera de nombre Odeska, que formaba parte del grupo del bardo, ya que es la única superviviente del mismo, aunque poco se sabe de ella. Parece ser que fue este grupo, el de Arduin y Odeska, quienes consiguieron el bastón de las cuevas de Urpilar hace unos quince años, por encargo de la entonces baronesa Von Xavras. Nos advierte Naltiria, que estos bastones son muy poderosos, y más aun en manos de su legítimo dueño, cosa que la Emperatriz podría haber insinuado ser. También nos cuenta acerca de la amenaza de que Voccisor, o el ritual, abran las Fronteras, e insiste en que de producirse, sería algo no permanente, pero aun así, peligroso.

En ese momento, Tisaia, animada por el rumbo de la conversación, interroga a Naltiria acerca de si la Emperatriz sería capaz de matar, o hacer matar, a una niña. Naltiria parece sorprendida por la pregutna, y Tisaia nos confiesa que se refiere a una niña concreta, Shaele, hija de Arduin y Vilaia, aunque la amazona parece convencida de que la verdadera madre de la niña era la mismísima Shindalar. No busca venganza, sólo “la verdad” acerca del asesinato de la cría. Parece ser que Tisaia fue maestra de Shaele. Desearía la amazona hablar con Arduin para esclarecer estos hechos, ya que nunca lo ha hecho en persona, sólo por carta.

Mucha información nueva, muchos frentes abiertos, y una pregunta. ¿Qué hacer a continuación?

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