Acérquense, damas y caballeros, acérquense a este humilde bardo, para escuchar una nueva historia, acérquense para escuchar cómo me uní a un grupo, cuanto menos, peculiar...

Sesión XVIII:

La testarudez de Folduin nos obliga a tener que dejarle fuera de combate; con la ayuda de sus propios compañeros, lo dejamos inconsciente. Tras ello, discutimos cual puede ser la mejor versión que le podemos ofrecer a la Furia Pálida para que detenga su avance. Tras varias idas y venidas, finalmente decidimos que lo mejor es que los exploradores den la versión de que la ciudad está vacía de no-muertos, y que dos ejércitos han partido al sur y al sudeste. Naltiria modifica los recuerdos de Folduin para que así sea. Contamos con que quizá así, Dhamar guíe a su ejército a Siempiedra, en pos de salvar la población de aquella ciudad, omitiendo su paso por Funterish. Tampoco es lo que Anne nos pidió exactamente, ya que el objetivo era retrasar a Dhamar o que acudiera con sus fuerzas a Kriegfort a hacer frente común con los ejércitos de Athanae, pero empezamos a valorar que cualquier cambio en el plan inicial de la Furia Pálida puede ser una pequeña victoria.

Volvemos a través del portal de Ingloria al campamento, y los batidores se encaminan a la tienda de Dhamar Fah, a presentar su informe. Algunos elevamos una pequeña plegaria a Fortunna para que nuestro plan funcione…

Entretanto, Tenar acude a informar de la situación al coronel Thuridan, que a su vez nos hace llegar una nueva carta de la Emperatriz. Anne nos quiere esta vez para lidiar con un noble rebelde de Tyrsail, un tal Gilles de Belouse, que anda por todo su país con soflamas patrióticas, llamando a las armas contra el nuevo invasor, a pesar de haber colaborado con el Imperio para echar a los dragones de Tyrsail. Nuestra misión pasa por ejecutarlo… de la manera menos traumática posible, sofocando la rebelión antes de que llegue a producirse.

A la vuelta de Tenar, los exploradores salen de la tienda de Dhamar… y descubrimos que nuestra táctica no ha funcionado, voto a Rezhias. El segundo de la Furia manda levantar el campamento para marchar. El ejército se dispone a perseguir a los muertos que han partido de Funterish… pasando antes por la ciudad. Sólo los dioses saben qué sucederá cuando la Furia Pálida descubra a la dragona Xandar en Funterish…

Neesa, alarmada por la situación, se acerca a Dhamar para una última súplica, un último intento: Ofrece a nuestro grupo para ir como avanzadilla a Siempiedra e informar, convencida de que el ejército que partió de Funterish puede ser interceptado a tiempo. Dhamar Fah asegura que no va a cambiar su plan, pero invita a Neesa a que haga esa avanzadilla si lo desea, y la conmina a unirse a sus fuerzas para luchar contra el terrible mal de la Niebla.

Gracias a la transformación de Neesa en un dragón para llevarnos a toda velocidad, llegamos a Siempiedra en unas horas… ciudad que arde bajo las llamas y sombra de un enorme dragón liche, montado por Niera. No tardan en descubrirnos y cargar contra nosotros, intentando consumirnos con su aliento, pútrido y ardiente al tiempo, pero gracias a la velocidad de conjuración de nuestra hada-transporte, consigue llevarnos de vuelta al campamento antes de ser engullidos por la sombra y la llama.

Tenar se acerca a Dhamar y ruega a la líder del ejército que reconsidere sus movimientos dada la situación de Siempiedra, exponiendo mediante la magia, la terrible imagen que hemos visto con nuestros ojos momentos antes. “Es inasumible tomar Siempiedra” dice Tenar. Dhamar, más tozuda que una mula, simplemente nos ofrece unirnos a ella en la batalla que está por venir.

El siguiente asunto del día pasa por prestar atención a la carta de nuestra excelsa Emperatriz. Los asuntos políticos se nos antojan banales ante la situación que se avecina para estas gentes, y la batalla que van a emprender, que de seguro cambiará mucho más el devenir de la historia que no el noble patriota de Tyrsail que se ha levantado en armas contra un Imperio.

Sin embargo, Naltiria nos urge a que hagamos, una vez más, caso a las palabras de su señora, así que utilizando los recursos de transporte del Imperio, nos plantamos en Zit, donde Edda Viola nos pone al día de los últimos movimientos de Gilles. El noble va de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, dando sus discursos de patriotismo barato, reclutando incautos para su causa. Nos dice también que su próximo discurso se producirá al día siguiente en Parterra. Nos ofrece un contingente de soldados, por si las cosas se pusieran feas, cosa que parece probable ya que los seguidores de Gilles parecen bastante fieles a la causa.

Voto a Khayradín mismo, que esto no ha de ser más que un capítulo menor en una historia mucho más grande, y donde se ha de escribir el libro importante, aquel que decida el destino del continente, se encuentra a miles de kilómetros de Parterra, en las ciudades de Funterish y Siempiedra, donde ha de darse la batalla que cambie el rumbo de la historia… Aquella batalla que a un servidor le encantaría contarles.

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