Acérquense, damas y caballeros, acérquense a este humilde bardo, para escuchar una nueva historia, acérquense para escuchar cómo me uní a un grupo, cuanto menos, peculiar...

Sesión V:

La Aguja de Plata corta el agua marina como entra el cuchillo caliente en la mantequilla, mientras Sharteen Tiffon y su tripulación nos conducen al Mar Escarlata. El grupo se reúne, como cada noche, para su charla antes de descansar en el camarote común destinado a tal efecto. Se cuentan historias acerca de Zhao “Mano de Fuego” que se hace llamar Rey de los Piratas. Está claro que entre las gentes del mar hay una clara tendencia a la monarquía como método de gobierno. ¿Constituiría un nuevo imperio un matrimonio entre la reina Konju y el rey Zhao? El tal “Mano de Fuego” se ganó su apodo cercenando esta extremidad a sus enemigos, con sus armas que cauterizan las heridas de forma mágica e irreversible, haciendo que los rivales que lo han enfrentado, luzcan ahora garfios o manos de madera. Método que por otra parte, a algunos miembros del grupo les suena de otro lugar...

Samara se lleva a parte a Alix, pues según ella, tienen una conversación pendiente. El grupo ríe jocoso, deseando al muchacho suerte en lo que está por venir. Sin embargo, a los pocos minutos, oímos un fuerte estruendo procedente de donde la pareja se ha retirado, y corremos a averiguar lo que ha ocurrido.

Pero retrocedamos en el tiempo esos pocos minutos, para saber qué ha sucedido realmente. La halfling, con mirada pícara, espeta a Alix que su intento de humillarla con la correa de perro mientras se acostaba con un servidor, es insuficiente. Reta al chico a que se esfuerce más en su propósito de denigrarla, a que suba el nivel. Con los ojillos llenos de malicia, trata de explicarle a Alix que está acostumbrada a no tener intimidad, al haber crecido en una familia numerosa en un espacio reducido, y por tanto, está habituada a ver a sus padres engendrar nuevos hermanos, de forma que no entiende por qué habría de molestar a Alix el episodio con el bardo. Alix respira agitadamente, manteniendo con furia la mirada a la mediana. El muchacho saca la caja de música, que emite una melodía melancólica. Su nuevo reto es que Samara le cuente un secreto. Un secreto de verdad, insiste Alix. Quiere un secreto de la mediana, pues los demás no le importan, ni Neesa, ni Tenar, ni nadie más del grupo. “Claro” dice la halfling, “pero primero te adelantaré cuál será mi siguiente petición: Quiero que utilices tus flamantes pistolas para hacer tu trabajo, es decir, para matar un fanático” Alix está cada vez más enfadado, y quizá un poco confundido, al ver que Samara continúa hablando a medida que se desprende de su equipo. “Mi secreto, Alix, es que soy una sacerdotisa, una seguidora de una deidad malvada, y haría todo lo que me pidiese, cualquier cosa. Una de esas personas a las que tu denominas fanático” La halfling, prácticamente en ropa interior, se adelanta, y ofrece su sien al chico, que mira estupefacto el colgante de La Sombra que pende del cuello de Samara. “Vamos Alix. ¿Serás un niño cobarde, o serás un hombre que cumple con su trabajo? Mátame de una vez” Alix desenfunda su arma casi por instinto, de manera automática, la amartilla, y la coloca en la cabeza de Samara. Grita, completamente fuera de sí, mientras aprieta el gatillo. El disparo se oye en la cubierta. Alix suelta la pistola, dándose cuenta poco a poco de qué acaba de hacer, se lleva las manos a la cara, y solloza.

El grupo, un instante antes sonriente y chancero, torna su expresión entre la sorpresa y el horror al oír claramente el disparo. Salen todos a descubrir qué ha pasado, y la escena que se encuentran es desoladora. Alix, de rodillas, con la cara cubierta por sus manos, solloza incontrolablemente. A su lado, su arma en el suelo. A sus pies, yace Samara, con la cara manchada de pólvora y sobre un charco de sangre. Sólo pasa un segundo antes de que todos comiencen a reaccionar, pero la escena parece prolongarse por minutos.

Antes de que haya llegado el grupo, el primero en hacer acto de presencia ha sido monsieur Alessio, que propina una bofetada al muchacho, mientras toma sus armas. “¿Pero, por qué has hecho esto?” Alix grita, aun en shock, “¡No me toques!”. Tenar se apresta a acercarse a Samara, y comienza a examinarla, dispuesta a conjurar una resurrección. Sin embargo, la halfling está herida, pero aun respira, así que en esta ocasión será suficiente con unas sanaciones. El símbolo sagrado ha desaparecido del cuello de la halfling. Sin duda, los dioses están presentes en la escena: Idhaal, frustrado por no haberse consumado el asesinato. Shattaret, satisfecha de que su secreto siga en la oscuridad.

Alessio y el grupo se retiran al camarote contiguo mientras Tenar conjura los hechizos curativos sobre Samara, que recupera la consciencia, y mira a Alix, sonriente. “Ahora eres un hombre, estoy tan orgullosa… “¿Qué ha pasado?” Inquiere Tenar, preocupada. Samara hace una alegoría del barco como forja, Alix como hierro candente, y ella como herrera. “Ahora el metal es más duro” dice mientras se viste. Alix manda callar a ambas, aun incapaz de controlar su furia. Sube a cubierta como un torbellino. “Deja que el hierro recién forjado enfríe, ya recogeremos los frutos” continúa con su símil Samara, Tenar mira con preocupación a Alix mientras se aleja.

En el otro camarote, Alessio tiende las armas del muchacho a Naltiria. “Ocúpate de este asunto, y que no se repita” dice el contramaestre, molesto por la escena, mientras regresa a sus quehaceres.

Cuando subimos a la cubierta, Alix hace equilibrios sobre la barandilla de la cubierta y se desequilibra a posta murmurando. Kaito saca su exótico shamisen, y comienza a tocar una melodía suave, para calmar los ánimos, y decido acompañarle tarareando. Sharteen se acerca al grupo, sabiendo lo que ha pasado pero no parece darle importancia. “Si ya habéis acabado con vuestro asuntos, masticaespinas, tenemos que hablar” La capitana parece preocupada por la decisión de ir al Mar Escarlata, incluso con los pabellones de Konju. La Aguja de Plata es famosa entre los piratas, y no para bien. Sharteen está convencida de que nos atacarán sin preguntar y sería mejor ni acercarnos. El grupo discute las diferentes opciones, algunas de las cuales pasan por instalar en la nave sistemas de camuflaje o hacerla pasar por otro barco. Parece viable, pero extremadamente caro. Naltiria y algunos más abogan por aprovechar el factor sorpresa e ir de frente, mientras que otros defendemos la posición de camuflarnos. Neesa organiza la votación, y su voto desempata una igualada consulta. Iremos de frente. Que Fortunna nos proteja mientras Alunne nos guía.

En cuanto a las negociaciones que nos vengan con los capitanes piratas, llegamos a la conclusión de que serán complicadas, en tanto la palabra de los marinos del Mar Escarlata tiene nulo valor. Aunque se llegara a un acuerdo, ¿lo respetarían? ¿Durante cuánto tiempo? Nuestra capitana opina que quizá sea difícil que hagan “algo”, pero sea más fácil que, dada su codicia, puedan hacer “nada” a cambio de dinero. En el grupo parece haber cierta esperanza de que si conseguimos poner de nuestra parte a Zhao, dado su autoimpuesto título de Rey de los Piratas, podamos convencer consecuentemente a quienes le siguen. Zhao es hiraneano, pero fue desterrado y deshonrado por el Emperador Dragón, y desde entonces busca venganza contra los suyos. Debería ser fácil convencerle de que redoble esfuerzos en este sentido.

Una vez hemos decidido estos términos, nuestra capitana se encoge de hombros, resignada, y se vuelve a sus hombres, para indicar que mantenemos rumbo. Naltiria, con toda la educación y tacto que es capaz, quiere llevarse a Alix a un aparte, y él, con evidente fastidio, acude. La archimaga, en su intento de ejercer de líder conciliadora, devuelve sus preciadas pistolas al muchacho, advirtiéndole, eso sí, de que Samara es una manipuladora, y se pregunta si tiene “algo” de Alix con lo que extorsionarlo. Pero insiste, que las decisiones finales son de cada cual, independientemente de haber sido provocadas. Pone como ejemplo la marcha de Hägar, de quien dice, que a pesar de ser provocado por la mediana, tomó la decisión de irse, siendo su responsabilidad exclusiva. Alix escucha sin entusiasmo tras enfundar sus armas, y pregunta si el “sermón” ha terminado. Está harto, continúa, de ser tratado con condescendencia por el hecho de ser joven. Asegura haber tomado la decisión de disparar porque quiso, sin ser influido. Está cansado de ser tratado como un niño, de que le digan qué hacer, cómo y cuando. “Si no quieres ser tratado como un niño, Alix, deja de comportarte como uno” el tono de Naltiria se endurece en esta ocasión. Alix grita de nuevo que no es un niño, mientras Naltiria se aleja.

Pasa la noche sin más sobresaltos, como si hubiesen sido pocos, y a la mañana siguiente reanudamos nuestras tareas en el barco. Neesa se acerca a mí, y con gran timidez, me pregunta acerca de una canción de cuna de la que recuerda algunas notas y un par de palabras de la letra, con la esperanza de que la reconozca y pueda cantársela. La melodía me resulta familiar, pero no termino de ubicar la canción. Le tarareo, acompañado por el violín, cómo suena en mi cabeza, y ella, llena de esperanza, dice que se parece bastante a lo que está buscando, pero no del todo. Agradecida, pero sin revelar si quiera de dónde puede proceder la canción, se dirige a Kaito para ver si el otro bardo del grupo pudiera saber más, así que vuelvo a frotar el suelo. Sharteen pasea por esa zona del barco, y al ver mi sonrisa dirigida a ella, da unos suaves golpecitos a sus pistolas en el cinto, en un claro mensaje.

Antes de encontrarse con Kaito, Neesa se cruza con Naltiria y mantienen una conversación telepática, mientras trabajan en la cubierta. Hablan acerca de “Urpilar” que además de dar nombre a unas cavernas en un macizo montañoso de Allionas, parece ser el nombre de una bruja legendaria del pasado, que quizá esté relacionada con el bastón que porta Naltiria. Neesa parece entusiasmada ante la posibilidad de estudiar a este personaje, y propone preguntar a los bardos. También parece haber algún tipo de conexión con el grupo de aventureros conocidos como el Coro Cegado, o al menos con algunos de sus antiguos componentes, pero las informaciones apuntan a que esos miembros bien han muerto, bien han perdido la razón. Aun así, deciden que merece la pena investigar, y quizá, si surge la oportunidad, preguntar a Arduin “Voz de Plata”, pues el Emperador consorte fue parte de este grupo de aventureros. Cambiando de tercio, Neesa está de acuerdo con Naltiria en que Samara puede ser una mala influencia en Alix, pero tampoco quieren intervenir directamente. “La vigilaré” promete la archimaga. “Pero Alix debe tomar su propio camino, aunque sea un rebelde” El hada aprovecha para apuntillar, “Eres la líder, a ti te corresponde tomar las decisiones, Naltiria” La humana asiente, aunque la palabra líder parece haber despertado algunos recuerdos profundos, y su gesto se ensombrece por un momento, antes de volverse y continuar con sus trabajos de marinería.

¡Oh Alunne! ¿Permitirás que lleguemos sanos y salvos al Mar Escarlata? Que tu luz guíe nuestra nave, y Ecuotte desate su ira contra nuestros enemigos!

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