Cartas al Lobo Blanco - 4

Algún lugar al sur de Voltsara, Kislev.
“Abre los ojos pequeña, despierta…”

Esas palabras resonaban en su cabeza una y otra vez.

¿Qué había ocurrido, ¿por qué la cabeza le dolía tanto, ¿por qué le pesaban los parpados?

Sentía el cuerpo dolorido. Seguramente tenía heridas, algún tajo de espada al menos en una docena de sitios...

¿Qué había sucedido, lo último… lo último que recordaba era perseguir a los ladrones, no… una cabaña con una familia… luego una persecución por el bosque… les interceptaron, hubo pelea... pero, debería haber muerto… recuerdos vagos del combate, sus hombres cayendo, un resplandor y… un jinete con una armadura carmesí y cayó… cayó del caballo, algo le golpeó… sangre, la sangre le tapaba la visión.

Rizwan estaba protegiéndola, se defendía de varios hombres, puede que hasta matase a alguno... no, uno le golpeo y cayó sobre ella… y debió de quedarse inconsciente…

¿Vencieron Poco probable… le parecía estar atada, pero el dolor no le permitía asegurarlo, lo que es seguro es que iba a caballo como un fardo…


Era una prisionera…

“Morr protégeme y acoge a Rizwan por protegerme, indica el camino a mis caballeros que han defendido al viejo mundo en tu nombre valientemente.

¡Oh! Mi cabeza… me voy a desma…”


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