The Leviathan strikes again



Ellen y Xarux llevan unos días aterrizados en el templo Jedi. Hace una semana que fueron llamados para una misión, y como viene siendo habitual, llegan con adelanto, así que aprovechan para ir de compras por la urbe coruscantiana.

Cuando por fin son llamados para informarles de la misión, es como siempre, el Maestro Alec quien los recibe. Parece de buen humor, y explica mientras todos toman un refresco:

- No os aburriré con detalles. Llevaréis a Xavier al sistema Pzob. Una disputa entre dos tribus de Gamorreanos por el poder del planeta nos ha llevado ya demasiado tiempo, y no es una raza muy dada a la negociación. Es hora de actuar con un poco más de... contundencia.
- Xavier se las pinta solo para ese tipo de negociación, jeje. - contesta Xarux.
- Sin duda - sonríe el maestro. Está siendo un gran aprendiz de Experto en Armas Jedi. Pronto me superará. Nunca había visto a alguien como él. Rápido, fuerte. Es un auténtico guerrero.

En las palabras del maestro jedi hay algo más que respeto por su alumno. Admiración.

- Se supone que una vez se inicien las, ejem, negociaciones, la misión dure poco. Estad atentos para volver cuanto antes, hay más sistemas que requieren de su presencia.
- Ya sabe que sí, jefe. Tenemos la nave más rápida de la Galaxia y los mejores pilotos...

El maestro amplía su sonrisa, y asiente.

- Que la Fuerza os acompañe. - dice a modo de despedida mientras hace una reverencia.

Unos minutos después, Xavier, o como ahora le llaman todos, el maestro Muros, sube a la nave y os saluda. El físico del joven caballero jedi es impresionante. Cerca del metro noventa de alto, posee una envergadura digna de un gamorreano, y la gracia en sus movimientos de un kel dor. Aunque ahora viste la túnica de los jedi, se pueden adivinar sus poderosos músculos debajo. Cuando Ellen va a darle un abrazo, el joven la levanta del suelo con una facilidad inusitada, como quien levanta un plato.


- Ey Xavi, me alegro de verte. - la chica dibuja una enorme sonrisa en su rostro.
- ¡Ellen! Sigues tan pequeña como bonita - contesta el muchacho mientras sonríe.

Ella se sonroja ligeramente, y da la vuelta.

- Voy a ir preparando el ordenador.
- De acuerdo, peque. Me alegro de verte, Xavier. Sigues tan fuerte como siempre.
- Jeje. Ya sabes. Un poco de filosofía y un mucho de gimnasio.

Cuando la nave aterriza en Pzob, Xavier toma su equipo, incluyendo sus 3 sables láser. Desde que es aprendiz de experto en armas, ha desarrollado un especialmente demoledor estilo de combate en el que sostiene un arma en cada mano, y controla otra con la Fuerza.

-No creo que tarde. Mantén la nave caliente - dice Xavier mientras baja por la rampa.

Pasa un día lentamente, mientras los pilotos se aburren y navegan por la Holored. Y entonces llega el mensaje desde Coruscant.

- ¿Xarux? Aquí maestra Tierra.
- Adelante.
- Volved a Coruscant. La situación se ha puesto un poco peliaguda y vamos a mandar un equipo Jedi de apoyo.
- ¿Y Xavier?
- El equipo de apoyo lo recogerá. No hay tiempo para explicaciones. Despegad inmediatamente.
- Pero...
- U obedecéis la orden, o romperemos el contrato. No más preguntas.

Los pilotos despegan el Leviathan, que emite un sonido extraño en el hiperpropulsor cuando la hacen tomar la velocidad luz. Como si llorara.

Al llegar a la capital de la República, no es Alec quien recibe al grupo. En su lugar el maestro Dooku, miembro del consejo también, les espera en la pista.

- Xarux, supongo. Mi nombre es Dooku.
- Encantado- dices mientras os estrecháis la mano.
- Tengo malas noticias, así que será mejor que pases y te sientes.

Cuando todos están acomodados en una sala de reuniones, Dooku confirma lo que el mon-calamariano sospechaba.

-Xarux, Xavier ha desaparecido. Hemos enviado un equipo jedi a buscarlo, pero no tenemos muchas esperanzas de encontrarlo con vida. Si el equipo jedi fracasa, tendremos que darlo por muerto.
- ¡¿QUÉ!?
- Lo siento mucho.

Xarux no reacciona. Está demasiado conmocionado. Después de un minuto, por fin pone en orden sus pensamientos, y comienza a hablar.

-Pero, pero... ¿por qué no se me dijo antes? ¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTEIS ANTES DE VENIR?
- Era peligroso, Xarux. No sabemos lo que le ha ocurrido a Xavier. Temíamos que os ocurriera lo mismo... decidimos que lo mejor era dejar esto en manos de otros jedi.
- Pero...
- La decisión es firme. Tómate unos días si quieres antes de reanudar las misiones, mañana o pasado tendremos los informes del equipo. Diré al Maestro Alec que os mantenga informados.

Tras esto, Dooku se levanta y deja solos a Xarux y a Ellen. Ambos permanecen callados y con la mirada perdida un buen rato. La puerta vuelve a abrirse, y entra Xaharilyan, que como es habitual, lleva su capucha puesta, aunque se la quita al sentarse a vuestro lado.

- Yo... lo siento.

Silencio.

La puerta vuelve a abrirse. Es el maestro Alec, que tiene la boca abierta y luce una expresión absurda.

- Me acabo de enterar. Xaharilyan, tú... ¿has sentido...?
- No, maestro.
- Yo tampoco. No puede ser. No puede ser.

Unos días después, se confirman los peores presagios. El equipo jedi destinado a Pzob vuelve con las manos vacías. El templo oficia un funeral por el joven jedi, al que el Maestro Alec no asiste.

A pesar de que cuesta volver al trabajo, poco a poco los dos pilotos se reincorporan al servicio del templo. Tan ocupados están, que cuando el maestro Alec pide en secreto a Xaharilyan y Kaleen-Da-Ar que viajen a Pzob, tiene que recurrir a otro piloto para que les lleve. Pero eso, es otra historia...

1 comentario:

Yashiro dijo...

Tenian ke haberme avisado... hubiera destruido ese planeta con mis blaster!!!

Argg...