Acérquense, damas y caballeros,
acérquense a este humilde bardo, para escuchar una nueva historia,
acérquense para escuchar cómo me uní a un grupo, cuanto menos,
peculiar...
Sesión
XV:
Antes de concluir la velada, Samara y Alix han de
de despedirse. Samara quiere dejarse de zarandajas, esa palabra que
gusta tanto de usar, de juegos infantiles y de cajas musicales. No
desea dar consejos al muchacho, dice, y confiesa que se alegrará si
ha de volver a verlo. Alix, que no gusta de despedidas, la voz
temblorosa así lo delata, pide a Samara que prometa cuidarse, pero
nuestra halfling no es dada a dar promesas vacías. Lo que sí dice,
es que hará todo cuanto esté en su mano para que no la maten, y
voto a los dioses, que he de creer esta afirmación, pues Samara es,
como vuestras mercedes saben, una superviviente. Asegura la mediana
haberse divertido con Alix, y este, a su vez, haber aprendido mucho
en compañía de Samara. Alix confiesa por fin, que echará de menos
a la embajadora, y cuando la emoción alcanza su punto álgido, a
punto de la despedida final, Alix entrega la caja musical a Samara,
asegurando que volverán a jugar.
Otra despedida antes de partir, Samara y Tenar.
Samara asegura a la elfa que siente encajar en el puesto que va a
ejercer como anillo en dedo. La seguidora de Hedenoth entrega a la
embajadora un espejo de plata, por si los dioses tienen a bien
permitirles comunicarse, aunque ambas saben que será poco menos que
imposible lograrlo. Ambas se dan las gracias por la compañía y
aventuras vividas, deseándose lo mejor para el futuro.
Nuestra intrépida mediana aun ha de despedirse
una vez más, en esta ocasión de Naltiria. Samara se muestra ante la
archimaga satisfecha y optimista respecto al futuro del grupo, por el
reciente giro hacia el pragmatismo. No así Naltiria, que dice tener
aun muchos compromisos que satisfacer. Intercambian promesas de ayuda
mutua para ocasiones venideras, pues ambas parecen convencidas de que
volverán a verse. Ambas intercambian elogios durante unos instantes,
asegurando Samara que se parecen más de lo evidente, con la
excepción de que Naltiria limita sus capacidades por su moralidad.
Naltiria, con una sonrisa irónica en el rostro, dice querer abrirse
de manera definitiva ante Samara, y da la razón a la mediana
respecto de los asuntos que han tratado en otras ocasiones. Confiesa
la archimaga no estar donde quiere, ni haciendo lo que desea, ni
sirviendo a quien le gustaría, pero se ve atada, por el momento, a
esta situación. En otra vida, relata, los dioses favorecían sus
acciones, y a su abrigo se vive más cálido. Poco queda de aquella
vida, pero no olvida haberla vivido. Lo haré a mi manera, asevera
Naltiria. Lograré mis objetivos pasando por encima de quien sea
necesario. Una ominosa sombra parece elevarse de la archimaga, una
sombra nunca antes revelada, haciendo más evidente la diferencia de
estatura entre las dos mujeres. Samara, que escucha complacida el
alegato de la Naltiria, y la anima a ir a por sus objetivos sin
trabas, no sabe que el primer paso de Naltiria hacia ellos, pasa por
este preciso instante. Conjurando magia oscura, la archimaga entra en
los recuerdos de Samara, hurga en su mente, escudriña lo más
profundo de su ser; y cuando llega al recuerdo que busca, aquel en
que Anne I de Athanae está reunida con Samara encargando la misión
que ha de cumplir a partir de ahora, modifica tal evento, añadiendo
palabras a la boca de la Emperatriz, pidiendo a la halfling que,
cuando la guerra esté por acabar, asesine a Vithanti Kismeth. Eso,
amigos míos, es prácticamente una doble sentencia de muerte, para
la matriarca, por un lado, y para la circunspecta halfling, que
necesitará algo más que ayuda de los dioses para salir viva de la
infraoscuridad tras cometer tal crimen. Confía Naltiria, no
obstante, en que logre tal cosa.
El grupo parte a la mañana siguiente, ya sin
Samara, pero con X’Valla y su séquito, rumbo a la conexión con la
superficie en Doki. Tras atravesar la escondida entrada, nos
dirigimos al puerto de la ciudad, donde Ishizake Hitsume nos espera
en su nave, la Concha Negra, para zarpar inmediatamente. La capitana
se muestra sorprendida por la falta de Samara, y más aun, por la
presencia de la princesa drow. No obstante, siempre diligente, pone
rumbo al punto de encuentro, que está a un día de navegación. Este
día, el grupo lo pasa valorando cómo convencer a Sharteen de que
acepte en el barco a la hija de Kismeth y sus acompañantes, teniendo
en cuenta los prejuicios que la capitana tiene contra los elfos de la
infraoscuridad. Algunos, como Elian, parecen bastante tajante al
respecto, y propone soluciones un tanto drásticas.
Llegamos a la Aguja de Plata, y se tienden las
planchas para dejarnos paso al barco de la capitana Tiffon, que tan
pronto como el grupo ha cruzado, comienza a recoger el paso entre
ambas naves. Hemos de pararla, y tratar de explicar, que Elian ahora
forma parte del equipo, y esta parte se soluciona pagando un pasaje
de 15000 monedas de oro y la condición de que Neesa reduzca al grifo
Vronti a algo más pequeño y manejable. El asunto no es tan sencillo
para negociar el abordaje de X’Valla y sus acompañantes. La
capitana, terriblemente enfadada, no quiere recoger basura negra,
como la llama. Tras hacerla ver que es parte imprescindible de la
misión de Anne que la joven elfa y su séquito viajen a Athanae,
finalmente acepta a regañadientes, asignando a Tenar como encargada
de los drows, y exigiendo de ella que les haga saber cómo funcionan
las cosas en la Aguja. Tenar acepta con el pecho hinchado, y pone a
limpiar la cubierta y otros sitios menos… agradables. La niña, que
siempre ha vivido en una corte entre algodones, haciendo cuanto la
venía en gana, se muestra rebelde en principio, y está a punto de
montar poco menos que un motín; gracias a los dioses poco a poco se
va apaciguando, y finalmente, aunque no se pone a fregar, al menos
asume su papel como líder de su séquito y trata de dar órdenes
para organizarlos.
Neesa, viendo la escena, se acerca a Tenar, y con
cierta sorna, le pide a la elfa que esconda su sonrisa de
satisfacción mientras grita órdenes a los drows. Tras esto, inician
una conversación acerca de los conocimientos arcanos de ambas,
intentando planificar una agenda para intercambiar técnicas y
conocimientos, pues el hada parece interesada en las artes de Tenar.
También hablan acerca de aquellos que se quedaron en el camino, como
en Funterish.
Cae la noche sobre la Aguja, y con ella llega el
momento de asueto, que Neesa utiliza para acercarse a Sharteen, que
disfruta del cielo nocturno en el bauprés. El hada quiere hacer un
último intento de convencer a la capitana de que se una al ejército
de Athanae, sin mucho éxito. Sharteen afirma que lo único que le
importa en la vida es su tripulación, sus escasos amigos, su barco,
y la libertad de hacer lo que le plazca. Nada hay que Anne pueda
ofrecer para convencerla de unirse a su flota.
El hada, alicaída, nos comunica al día
siguiente sus infructuosos intentos de convencer a la capitana, cosa
que más o menos todos esperábamos. En otro orden de cosas, Elian,
preguntado por el hada, nos cuenta que su grifo, ahora pollo, es una
herencia familiar, y que por ahora va a compartir nuestro camino si
no nos importa, pues nos desenvolvemos, según él, mejor que otros
grupos en los que ha estado, menos… sutiles. Neesa sigue intentando
sonsacar al explorador cómo piensa, si está de acuerdo con los
métodos de Samara. Elian asiente, confirmando que comparte con ella
su afán por el pragmatismo. ¿Aunque haya que cometer atrocidades?
Insiste Neesa. Elian, entre confundido y abrumado, se va en busca de
un trago.
Aprovecha un servidor la marcha de Elian, para
abordar al hada, y pedirle que le lance unos conjuros previamente
pactados, para mejorar mi físico. Últimamente este relato y las
tareas de marino me tienen los músculos un tanto entumecidos, y es
hora de ponerse en forma.
Asistimos en un día posterior, a cómo Alix se
acerca a X’Valla, y tras un breve intercambio de palabras que no
llegamos a oír, la muchacha elfa cruza la cara de nuestro
cazabrujas, que se aleja de la drow frotándose la mejilla y guiñando
el ojo a Tenar. Creo que le gusto, dice con cierta ironía.
Una nueva noche con el mar tranquilo, una nueva
aproximación a la capitana, esta vez por parte de Naltiria, un
último intento para convencerla. Sharteen, tan elocuente como de
costumbre, dice que simple y llanamente, no le sale de la entrepierna
aceptar la propuesta. La archimaga trata de hacer ver a la marinera
los beneficios a largo plazo que pueda tener el cargo, como aniquilar
aun más drows. Irónica, la capitana señala a X’Valla y su
séquito, que entrenan con denuedo sus habilidades marinas. Por
ahora, dice, no aniquilo tinieblines. Ya ves tú. Pero piensa,
insiste Naltiria, podrías liderar flotas drows al frente de batalla.
Los suicidaría, responde Sharteen. Habéis hecho lo posible, no hay
nada que me pueda hacer cambiar de opinión. Naltiria se retira,
derrotada.
Finalmente atracamos en Heko, sin más novedades,
y cada cual se despide de la capitana mientras el señor Alessio
ultima las maniobras de atraque. Aun no ha amarrado la Aguja de
Plata, cuando Tenar desvía la vista hacia otra embarcación que
acaba de echar el amarre, y de cuya plancha, apenas aguantando su
peso, baja un enorme ogro que la elfa parece conocer. Tanto ella como
Alix, así como un anciano gnomo, que se hace llamar Umrick y parece
haber salido de la nada, corren hacia el enorme sacerdote, al que
saludan efusivamente. Nos lo presentan como Luca, seguidor de
Khayradín, y parece ser que han vivido aventuras juntos en tiempos
no muy lejanos. Se ponen al día rápidamente, pues Luca acaba de
llegar de Re-Ionnae, preocupado por las noticias que involucran a su
patria, Zhargosh en la guerra que está por venir. De otra guerra
llega el ogro, en el continente del sur, al servicio de la emperatriz
Hyandora. ¿Qué otra cosa se puede esperar de un seguidor de
Khayradín que no sea ir de guerra en guerra? El gnomo, un anciano un
tanto despistado, conjura grasa a los pies del ogro, que resbala
torpemente, a modo de broma, pero los guardias de Heko no ríen, si
no que proceden a multar al viejo barbudo, por conjurar sin permiso.
Tenar paga la multa poniendo los ojos en blanco, en esa expresión
tan suya. Tras los saludos, Tenar busca información acerca de dónde
puede encontrarse la emperatriz Anne, para poder llevar a su
presencia a los drows, que miran a uno y otro lado, confundidos por
la superficie. Parece ser que la mandataria se encuentra liderando al
ejército en Estares, tras haber conquistado Tyrsail. La batalla allí
parece estar siendo especialmente dura. Al presentarse Tenar ante el
guardia como embajadores del Imperio, llama la atención de una mujer
que pulula por el puerto, de modales rudos y salvaje belleza. Se
presenta como Tisaia, y porta ligeras ropas y enorme arco a la
espalda. Trae un mensaje de nuestra querida Anne, que nos conmina a
encontrarnos con Dhamar Fah, conocida como Furia Pálida, para
detener el avance del ejército que lidera, y que se encamina a
Funterish con intención de atacar el último reducto de Niebla. La
emperatriz dice en su misiva que es su intención atacar esta ciudad
y liberarla, pero en su debido momento, y que necesita que la señora
Fah espere para lanzar su ataque y coordinar esfuerzos, por el bien
de la empresa. Nuestra mensajera escucha con curiosidad el contenido
de la carta, que venía con el sello imperial, y cuyo contenido
desconocía. Se ve como una mujer que sabe valerse por sí misma, y
por ahora dice que nuestros caminos coinciden, y parece dispuesta a
compartirlo. Voto a los dioses que he de enterarme de la historia de
esta misteriosa mujer, que a buen seguro ha de ser digna de ser
contada.
Tras unas pesquisas, Tenar se entera de que la
capital del imperio ha sido trasladada a Castiglia, patria chica de
la emperatriz, así que allí quiere llevarnos, a fin de dejar a la
comitiva drow a buen recaudo, antes de partir a buscar a la señora
Dhamar Fah.
Por su parte, Umrick, así se hace llamar el
gnomo, parece ser una nueva personalidad de Neesa, o una vieja, en
realidad, que ha vuelto a adoptar al encontrarse con su antiguo
colega Luca. ¡Ah! Neesa, qué difícil me pones narrar tu historia,
si ni siquiera tú estás segura de quién eres, ¿cómo lo va a
estar este humilde bardo?